Llevamos muchos, muchos años de aplicación del modelo de capitalismo neoliberal en Madrid. Años que no comenzaron con los gobiernos del PP, sino antes. Años de ordenación de la vida a los dictados de la globalización capitalista. La vida: las gentes, los espacios, los trabajos, los afectos, el tiempo, la libertad, al servicio de la economía. Años también de autoritarismo político, un tiempo en el que lo político (profesional) se reserva todo protagonismo en la organización de la sociedad y aparta y olvida, cuando no persigue, las propuestas surgidas de los movimientos sociales, de la propia sociedad civil.
Durante estos años, la ciudad (el espacio, pero también las relaciones sociales) se ha limitado a ser el marco de un inmenso negocio, del que l@s ciudadan@s somos mer@s espectador@s u objetos. La posición prominente del sector inmobiliario y de la construcción, del sector financiero y de los sectores relacionados con el transporte y la energía describe el tipo de ciudad, el tipo de desarrollo, el tipo de organización social y territorial que hemos vivido y estamos viviendo.
Una ciudad energívora y despiadada, que no quiere asumir límites a su crecimiento, que organiza el trabajo humano y el tiempo de vida en función de la rentabilidad monetaria. Una ciudad que mientras concentra los recursos en unos pocos, dispersa a los demás en territorios inconexos no sólo espacial, sino sobre todo socialmente. Una ciudad que se garantiza su supervivencia a costa de la destrucción de cualquier capacidad autónoma de cooperación social.
En estos años se han producido enormes transformaciones en el ámbito del trabajo que lejos de significar avances en la liberación de la vida cotidiana, se han dirigido a eliminar la poco espesa capa de derechos sociales y laborales que nos asistían, dejándonos al descubierto ante la nueva ofensiva de explotación sociolaboral que caracteriza al capitalismo rampante, convertido en un sistema-mundo productor de exclusión y precariedad y miseria.
Han sido años de cambios en la configuración de la ciudad. Hemos asistido a un crecimiento desmesurado que no ha hecho sino abundar en los problemas propios de este modelo urbanístico: el desmantelamiento de lo público, la segregación social, la especulación, la carestía de la vivienda, el derroche energético, la desmesura de las infraestructuras, el clientelismo y las corruptelas siempre favorables a las prácticas monopolistas de los sectores inmobiliario, energético y de la comunicación.
El modelo de ciudad posmoderna, integrada en el capitalismo global, nos invita a ser pasiv@s receptores de órdenes: ya sea participar en la guerra permanente o en el consumo de masas, ya sea televidenciar nuestra pérdida de autonomía o participar en las colas de los sorteos de viviendas sociales, ya sea financiar escuelas privadas o rechazar la sanidad pública, ya sea culpabilizar de nuestra situación a otros sectores o pedir mano dura, ley y orden contra nuestr@s vecin@s o si llega el caso contra nosotr@s mism@s. La muerte natural de trabajadores en accidente, de mujeres en la casa y en la calle, de detenidos bajo custodia policial o judicial nos debe parecer tan natural como los discursos solidarios del presidente del Banco Mundial. Cincuenta euros no son cinco mil pesetas. En efecto, son cosas de la vida. De la vida que queremos cambiar.
La organización de la ciudad al servicio de la economía ha permitido que todos los ámbitos ciudadanos se incorporen a una carrera competitiva en la que solo se visibiliza aquello que produce beneficio. El silencio se ha abatido no sólo sobre las áreas de la sociedad que habitan la dificultad de una vida sin recursos garantizados, sino también sobre los lenguajes y las culturas que no vienen avalados –financiados– por las grandes y pequeñas corporaciones, únicas productoras de realidad, de ciudad, de subjetividad que nos es permitido reconocer.
La segregación social y económica se ha cebado especialmente en algunos sectores de nuestra ciudad. Inmigrantes, mujeres, jóvenes, ancian@s, trabajador@s precari@s... es inútil tratar de enumerar categorías de ciudadan@s afectad@s por el modelo económico y social que sufrimos, pero nuestro cotidiano, como personas pertenecientes a una o varias de esas categorías, está acosado por la violencia y la inseguridad, que nada tiene que ver con la delincuencia y mucho con la degradación de las relaciones sociales. Y sin embargo aún somos capaces de imaginarnos mundos posibles y empeñarnos en conquistarlos.
Durante este tiempo en los intersticios de esa ciudad aparentemente monocolor, nuevos lenguajes sociales críticos se han ido abriendo paso, insumisos, en medio de una ferocidad y un despotismo totalizador. El pensamiento (?) único nos niega, pero no es capaz de abolirnos. Con un desinterés manifiesto por las formas de la política convencional, pero sin renunciar a evidenciar los límites de esta, los nuevos lenguajes proponen nuevas formas de articulación social, a veces simplemente rescatando los contenidos liberadores de otros muy variados discursos. El valor de lo público, la cooperación sin mando, la autoorganización social, el rechazo de la acumulación y la defensa del reparto de la riqueza socialmente producida son valores comunes a todos estos lenguajes emergentes. Formas no programáticas de la sensibilidad anticapitalista que no busca una representación institucional, ni siquiera una forma de representación, porque se sitúa como sujeto de su propia experiencia.
Esa variedad de lenguajes críticos y propositivos ha encontrado eco en numerosos espacios. Entre ellos, El Laboratorio 03, que cumple ahora un año de vida, pero que en sucesivas versiones lleva casi seis años ofreciéndose como espacio desobediente de experimentación de la diversidad social alternativa. En defensa hoy de esa experiencia, y de otras análogas –centros sociales, escuelas populares, espacios autogestionados, colectivos de autoproducción cultural y artística...–, porque son parte del patrimonio común del Madrid insumiso, en tanto que expresión de nuestros lenguajes, nos juntamos estos días y convocamos a l@s madrileñ@s a buscar otro Madrid posible.
ADHESIONES: Alternativa Antimilitariasta, Aguas calientes (Madrid), Comision de jovenes y movimientos sociales de la Fraavvm, Centro Social"La Casika", Madres unidas contra la droga, Mujeres de Negro, Escuela popular "La Prospe", BAH (Bajo el Asfalto esta la Huerta), Izquierda Unida, Jovenes de IU, Fundacion Triangulo, La Biblio Autogestionada, Ecologistas en Accion, CGT, Laboratorio 0.3, La Dinamo, Deyavi, Red de Lavapies, Fiambrera Obrera, Comunidad vecinal en resistencia "El Puntal", Universidad Nomada, revista Contrapoder, colectivo editorial Indymedia Madrid, Asociacion "La Guinda", Espacio horizontal contra la guerra, SOS Racismo, UPA - Molotov, Colectivo de artes visuales "Voces", Casa okupada de mujeres "La Escalera Karakola", Asamblea feminista de Madrid, Marea Humana, Red "Ninguna persona es ilegal", Autoinfo[r], Hacklab de Vallekas, red telematica Sindominio.net.