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Por qué Nodo50 ha dejado de interesarme


by Marga Por cada mil palabras enviadas desde el norte…

La gestación de Nodo50 (1993/94) coincidió con el desarrollo de otros proyectos similares, todos ellos con el mismo referente: la cooperación Norte-Sur. IEPALA en Madrid (comprometida con la Red del Tercer Mundo) Pangea en Barcelona (respaldada por la federación de entidades Comunicació per la Cooperació), Altercom en Bilbao, Eusnet en Iruña... iniciativas todas ellas bajo las que latía la conocida consigna "Por cada mil palabras enviadas desde el Norte, el Sur sólo devuelve diez". Considerando que la comunicación es poder y que las posibilidades de comunicar están desigualmente distribuidas, la propuesta de estos proyectos era militar en pro de la conectividad fácil y barata para garantizar la diversidad y la libertad de expresión, especialmente allí donde los gobiernos, a través del gran capital, imponen políticas represivas contra el uso libre de la información.
Debemos reconocer a las militancias (o burocracias) de las ONGs el valor de haber apostado desde el primer momento por un uso intensivo, agrupado y eficaz de las nuevas tecnologías comunicativas, en tiempos en los que los colectivos dedicados a la acción política, incluso los que priorizaban la contrainformación, carecían de iniciativas orientadas a construir una infraestructura de comunicaciones autónoma.
Para comprender este fenómeno, por otra parte inexplicable, quizás deberíamos rememorar el paisaje político y social que una transición política desde la dictadura hasta la democracia (reforma sin ruptura) y diez años de gobierno socialista y de entrega masiva de la militancia a los brazos de la política institucional habían dibujado.
Para 1992 (año en el que el número de voluntarios olímpicos en Barcelona superó con creces el número de militantes de todas las causas juntas) ya casi nadie creía en la posibilidad de una transformación social inminente y colectiva y, siendo que los grandes relatos habían caído (quizás nuestro último pequeño "gran" relato fue, en 1986, el referéndum contra la OTAN), se abría la disyuntiva de, o bien profundizar un nihilismo activo (eso que mis amigos llaman resistirse al poder sin esperar nada) o bien reconstruir pequeños relatos dadores de sentido (lo pequeño es bello).
Una gran parte de la militancia de los comités de apoyo a las revoluciones del Sur se habían volcado, como mal menor, en la construcción de ONGs para la cooperación. Otra parte de la militancia izquierdista se había refugiado en el relato de la alienación (la democracia ha engañado a todo el mundo, menos a mí y a mi pequeño grupo), con el corolario de que las nuevas tecnologías alimentan esta alienación. Los colectivos (muchos de ellos individuales) que experimentaban en las nuevas formas de hacer política empleaban todas sus energías en llevar la política a lo cotidiano (lo cotidiano corpóreo y presencial), multiplicando las microprácticas de liberación que proliferaban en un espacio metropolitano difuso. żQuién estaba en condiciones de plantearse un desembarco en el ciberespacio? Es posible que las ONGs, al haber negociado con la realidad en términos más posibilistas, estuvieran menos problematizadas que otro tipo de colectivos más radicales en cuanto a la utilización de las nuevas tecnologías comunicativas, al tiempo que estaban también menos predispuestas a emparentar en modo no instrumental con esas tecnologías.

La constitución de IPANEX

En octubre de 1994, GreenNet convocó a los diferentes proyectos de telemática alternativa en el Estado español a una reunión (a la que también asisitió alguien de la ECN, concretamente de Radio Sherwood) con la propuesta de que éstos se federaran en una estructura cooperativa. GreenNet era (y es) un servidor telemático sin ánimo de lucro dedicado al pacifismo, derechos humanos, medio ambiente, etc. responsable de coordinar los nodos de la APC en Europa. A su vez, la APC (Association for Progressive Communications), constituida en el verano de 1990 por siete redes alternativas (NordNet en Suecia, Web en Canadá, AlterNex en Brasil, Nicarao en Nicaragua, Pegasus en Australia, IGC en EEUU y GreenNet en Inglaterra) y que para 1994 contaba con bastantes miembros más, era sin duda el punto de referencia para los proyectos de telemática solidaria y/o alternativa en España, como lo avala el hecho de que Nodo50, entre otros, acudiera a GreenNet desde el primer momento a fin de recabar apoyo técnico y político para su puesta en marcha.
La propuesta organizativa de la APC consistía en aceptar un solo nodo miembro por Estado, así que las distintas iniciativas del Estado español recogieron el envite de GreenNet y acordaron federarse en IPANEX (acrónimo de Iepala, Pangea, Altercom, Nodo50, Eusnet, y Xarxaneta), cuyo proceso de constitución y federación en la APC concluyó a mediados de 1997, habiéndose retirado del proyecto Eurosur-Iepala y Altercom.
Cabe destacar que en pleno proceso de constitución de IPANEX se produjo la contratación por parte de estos nodos del servicio de Infovía, contratación cuyos costes superaban ampliamente la financiación de una BBS, y que suscitó la preocupación por la viabilidad económica e introdujo la discusión sobre la idoneidad de mantener un único nodo físico en el Estado español, (una sola máquina) que albergara a los distintos proyectos como nodos virtuales. La heterogeneidad de planteamientos se manifestó en el hecho de que de los cuatro nodos que hoy por hoy forman IPANEX, cada uno de ellos represente un modelo organizativo y de financiación distinto: Pangea cuenta con el soporte de la Universistat Politècnica de Catalunya y su relación con las instituciones es abierta; Eusnet ha creado la empresa cooperativa Izartel que presta (y factura) servicios externos y que, a su vez, se encarga del servicio técnico de Eusnet; Xarxaneta, por carecer de mayores posibilidades, se aloja físicamente en la máquina de Eusnet a cambio de un alquiler; y Nodo50 ha quedado en ser uno de los proyectos de SODePAZ, bajo cuya tutela se mantiene.
La cooperación entre los nodos de IPANEX se reduce a un pacto de no agresión "firmado" tras llegar a unos acuerdos territoriales que reparten el Estado español en zonas de hegemonía para cada uno de sus nodos. Mediante esos acuerdos territoriales cada nodo se compromete a no publicitarse fuera de su zona, a comunicar a los colectivos que soliciten un alta desde fuera de su zona la existencia del nodo preferencial para esa zona, y a comunicar al nodo "propietario" de una zona todas las altas de colectivos que otro nodo realice en una zona que no sea la suya. Esos acuerdos de territorialidad, aunque cumplidos a trancas y barrancas y continua fuente de conflictos en IPANEX, dan idea de cómo se sobreponen prácticas absolutamente contrarias a la manera de ser de Internet, un espacio en el que las fronteras territoriales sencillamente han sido sobrepasadas.

Los aberrantes acuerdos de territorialidad de IPANEX, incluso si se incumplen, son significativos por varias cuestiones: manifiestan cómo la cooperación no pasa de ser una necesidad burocrática impuesta por la APC; muestran también cómo la preocupación por la financiación se resuelve en términos de cuotas de mercado; y por último desvelan la percepción que estos proyectos tienen de Internet propiciando un uso meramente instrumental y competitivo que no comprende qué cosa es el ciberespacio y que, por tanto, no lo ve como una expresión de la inteligencia colectiva ni se sitúa dentro de los procesos de construcción de las comunidades virtuales en su especificidad.

La federación en la APC

Para valorar el fenómeno IPANEX merece la pena detenerse un momento a pormenorizar lo que la pertenencia a una red tal como la APC supone. Antes de Internet, las BBSs permanecían aisladas unas de otras la mayor parte del tiempo, y unas pocas horas al día se conectaban entre sí mediante llamadas de teléfono casi siempre interprovinciales y a veces internacionales a fin de intercambiar correo, noticias o ficheros. La decisión de conectarse entre sí respondía al criterio del SysOp, que habilitaba las acciones necesarias para que periódicamente se produjese la interconexión. Algunas BBSs decidían permanecer aisladas, mientras que otras se conectaban entre sí formando redes (redes débilmente conectadas, pero redes al fin). Está claro que con una conectividad de este tipo el intercambio, por ejemplo de correo electrónico, entre usuarios/as de dos BBSs distintas sólo podía producirse si los SysOps habían decidido interconectarlas.
Con Internet este panorama cambia radicalmente. La conexión entre nodos de Internet es total, las veinticuatro horas del día y de todos con todos. Cuando un nodo se conecta a Internet se conecta a todo el resto de nodos por igual. żQué sentido tiene, entonces, decir que la APC (o la ECN, u otras muchas) es una red en Internet? El sentido es estrictamente político. Cuando hablamos de redes en Internet, sea APC o cualquiera otra, estamos hablando de gente que explícitamente se plantea cooperar, trabajar en red, compartir recursos, crear un espacio común, apoyarse mútuamente en casos de represión o de ataques, etc. sin que esta cooperación tenga apenas requerimientos técnicos. Dicho en otras palabras, la pertenencia a una red en Internet es, ante todo, una decisión política (o burocrática) que puede cambiar de un día para otro sin que este cambio tenga apenas repercusiones técnicas (en el caso de la APC la pertenencia da derecho a participar en numerosos grupos de noticias por lo general bastante poco dinámicos, derecho que no se extiende al resto de gente). No hay la menor duda, por tanto, de que Nodo50 así como los otros miembros de IPANEX comparten los puntos de vista y las prácticas de la APC, ya que de otro modo su pertenencia a esta red no tendría explicación alguna.

Continua --»


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